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La presencia de plásticos en el medioambiente es un problema que ha suscitado el interés de la comunidad científica en los últimos años (EFSA, 2016; WHO, 2019). El vertido incontrolado de plásticos genera toneladas de residuos que se acumulan en el medioambiente. Se ha visto que un gran número de los residuos plásticos que llegan a los océanos, ríos y mares terminan siendo fragmentados en plásticos de pequeño tamaño por procesos físicos, químicos o biológicos dando lugar a lo que se conoce como microplásticos (MPs) o nanoplásticos (NPs) secundarios.
La llegada de estos plásticos de pequeño tamaño a la cadena alimentaria se ha documentado recientemente. Se han detectado MPs en alimentos de origen marino, sal de mesa, miel, algunos tipos de bebida y agua embotellada (ver tabla).
A estos plásticos se les añade durante su fabricación una serie de aditivos para conferirle las características deseadas. Algunos de estos aditivos, especialmente los plastificantes (derivados de ácido ftálico) y retardantes de llama (compuestos bromados), pueden generar importantes efectos tóxicos. Por lo tanto, su ingesta a través de los alimentos es realmente preocupante.
¿QUÉ PRODUCTOS DE NUESTRA DIETA PODRÍAN TENER MPs?
Los métodos de análisis que se emplean hoy en día para analizar MPs en aguas y alimentos permiten una estimación aproximada pero no pueden considerarse totalmente cuantitativos, es decir, no permiten determinar sin incertidumbres las concentraciones de estos contaminantes. Algunos de los datos que tenemos en la actualidad se han obtenido mediante métodos de visualización, en los que no se ha llevado a cabo la identificación de las partículas detectadas como partículas plásticas. Por eso, en muchos casos, se habla de partículas por unidad de volumen o masa, ya que no se sabe cuántas de estas partículas son de naturaleza polimérica. En otros casos si se emplean técnicas de identificación ; sin embargo no siempre se analiza una parte lo suficientemente representativa de la muestra. El desarrollo de técnicas de análisis es una de las primeras tareas que debemos afrontar si queremos saber la extensión de la problemática de los MPs en lo que a la seguridad alimentaria se refiere.
Productos analizados | Contenidos | Bibliografía |
---|---|---|
Agua embotellada (envase plástico) | 4889 ± 5432 MPs/L | https://doi.org/10.1016/j.watres.2018.05.027 |
Agua embotellada (envase vidrio) | 6292 ± 10,521 MPs/L | https://doi.org/10.1016/j.watres.2018.05.027 |
Sal de mesa | 9.77 MPs/kg | https://doi.org/10.1038/s41598-019-46417-z |
Mejillones | 0.36 ± 0.07 particles/g* | https://doi.org/10.1016/j.envpol.2014.06.010 |
Miel | 54-67 MPs/L | https://doi.org/10.3390/su12145514 |
¿QUÉ sucede si cocino alguno de estos alimentos contaminados CON microplásticos?
En construcción
¿QUÉ PODRÍA PASAR SI INGIERO UN ALIMENTO CONTAMINADO?
Las investigaciones sobre qué ocurre con los MPs si los ingerimos con el agua y alimentos son muy escasas. Se ha visto que algunos de ellos pueden atravesar la barrera intestinal y llegar al torrente sanguíneo, aunque no se sabe en qué medida ocurre esto. Algunos estudios muestran que estos MPs Estudios realizados en nuestro laboratorio han puesto de manifiesto que tras la ingesta de agua contaminada podrían liberarse algunos de los aditivos del plástico en el tracto digestivo, principalmente los derivados del ácido ftálico como consecuencia de las condiciones existentes en la digestión gastrointestinal. Esto podría favorecer la posterior absorción a través de la pared intestinal de estos tóxicos y su llegada a la circulación sistémica.
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